jueves, 30 de abril de 2009

Ya a la venta lo nuevo de Ramsey Campbell, 'La Historia Secreta'


La Historia Secreta, ¿de dónde sacas tus ideas?


Ramsey Campbell es uno de los autores más aclamados y laureados de la literatura fantástica y de Terror. Autor, entre otras, de las excelentes novelas Los Sin Nombre, La Casa de Nazareth Hill, El Segundo Nombre o Turno de Noche, es un maestro del Terror psicológico admirado y respetado como uno de los grandes del género por tipos que algo saben de esto como Stephen King o Clive Barker.

La Factoría de Ideas nos ofrece ahora su última novela, La Historia Secreta, que ha sido nominada al Premio British Fantasy.



¿De qué va?

En La Historia Secreta eres un funcionario mal pagado que sueña con dejarlo todo y convertirse en un autor de renombre. Vives con una madre dominante que siempre parece interrumpirte cuando estás escribiendo una escena crucial. Tienes una imaginación oscura, y tu inspiración son las cosas horribles que le pueden ocurrir a una joven que viaja sola. Van a publicar tu aterradora historia sobre un asesinato en el metro. Y aún mejor, la van a llevar al cine. Te persigue una joven y atractiva periodista. Pero…

Te han despedido. La periodista desea una entrevista, no una cita. El director de la película quiere que hagas algunos cambios en la historia. Y lo peor de todo, se te ha secado la imaginación. Solo tienes que matar a alguien más…



Si quieres leer el primer capítulo de lo nuevo de Ramsey Campbell, pulsa aquí.

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miércoles, 22 de abril de 2009

Kay Scarpetta, con los morros y los tatuajes de Angelina Jolie


Acaba de publicarse hoy el acuerdo entre Fox 2000 y Patricia Cornwell para llevar al cine la saga de novelas policiacas protagonizadas por la doctora forense Kay Scarpetta. Y la actriz que se va a llevar el gato al agua y, sin todo sale como debe, asegurará el pan de sus doscientos hijos durante mucho tiempo es Angelina Jolie.

Sí, Angelina se ha hecho mayor y quiere pasar de los saltos y piruetas de Lara Croft a los despachos, laboratorios y entresijos de la criminología forense en los que se mueve Kay Scarpetta. Ya no luce las curvas ni el gustazo por el morbo de antaño y ha peleado mucho por conseguir estos derechos y este papel que puede convertirla sin duda alguna en la reina del cine de acción, un género en el que hay que reconocer que se mueve como pez en el agua.



No hay más que recordar que uno de los primeros papeles que la pusieron en los luminosos tiempo antes de Tomb Raider fue el de Amelia Donaghy, de la fabulosa El Coleccionista de Huesos, que es un tipo de peli que casa mucho con las aventuras de la doctora Scarpetta y donde la Jolie, definitivamente, se salía. No sólo como chica sexy -que lo estaba y un rato largo-, sino como detective de los bajos fondos y de las pistas truculentas.


¿Y quién es Kay Scarpetta? Aquí es donde pongo yo mis principales pegas. La doctora Scarpetta es, para empezar, una mujer más mayor, más madura y mucho menos frívola de la imagen que Angelina Jolie tiene por costumbre ofrecer tanto en su vida real como en sus películas. Es una forense reputada y reconocida, divorciada, con una hija, y una absoluta obsesa de su trabajo, una de las mayores eminencias forenses en las investigaciones criminales. ¿Pega aquí Angelina Jolie?


Yo creo que no, creo que Kay Scarpetta es un personaje más maduro, menos sexy, más independiente y con más caracter que cualquiera de los que Jolie haya podido afrontar hasta ahora, y pienso que merecía una actriz más curtida y menos mediática. Ni siquiera Charlize Theron, que es rubia como el personaje y que ya se ha puesto antes en la piel de personajes difíciles, me termina de encajar del todo. No sé, quizá Cate Blanchet, Kate Winslet... En mi opinión encajan mejor, pero tal vez sean demasiado finas para mancharse las manos con vísceras y cádaveres.


La saga de novelas sobre la atribulada carrera de la doctora Kay Scarpetta consta de 16 títulos, empezando en 1990 con la magnífica Post Mortem hasta el pasado 2008 con la publicación de El libro de los muertos, y lo que pretenden hacer con ella Fox 2000 y Angelina no es una retaíla de adaptaciones literarias sino una serie de películas basadas en el personaje, al estilo Seven o El Silencio de los corderos, más que en ningún libro concreto.

Traducción: que a Patricia Cornwell le puede empezar a ir doliendo la cabeza porque jamás sabrá lo que Hollywood va a hacer con la niña de sus ojos. Supongo que bien lo habrá cobrado, ahora que tenga suerte.

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lunes, 20 de abril de 2009

Crítica de 'La Llave del Abismo', de José Carlos Somoza


Me van a permitir que me tome una licencia y divida la actividad lectora en dos: el ejercicio de leer y el placer de leer. Es una distinición muy personal que será muy mal vista por algunos lectores, esos que de alguna manera disfrutan leyendo un diario, un ensayo o un libro de leyes, porque a eso es a lo que me refiero con el ejercicio de leer. Pero el placer de leer es algo muy diferente, es un apartado del alma que sin poderlo evitar yo vinculo exclusivamente con la poesía o, por encima de todo lo demás, con la narrativa.

Y a este respecto, y como simulacro de escritor, no seré capaz de separar el arte de escribir del placer de leer. Porque el arte de escribir tiene como objetivo último que se produzca el placer de leer, igual que el placer de escribir depende al final del arte de leer. Saber leer es tan importante como saber escribir.

Hay que ser muy grande para saber escribir con la intención, única y pura, de generar placer, deleite, a quien quiera que te lea. Novelas que no pretenden nada más que seducir y entretener, hacer soñar y picar la imaginación. En eso fue un genio, y permanecerá vivo siempre, Howard Phillips Lovecraft.

Todo este embrollo alrededor de la narrativa viene a cuento del maravilloso libro que acabo de terminar. Porque si el escritor de novelas persigue y anhela el placer de sus lectores, José Carlos Somoza lo consigue con creces. Es La Llave del Abismo.

La lectura de La Llave del Abismo ha sido mi primera aproximación al arte de Somoza, y debo admitir mi culpa por el retrógrado empecinamiento y la autolimitación de mis miras al centrarme durante tantos años en leer un círculo muy reducido de autores de Terror, especialmente americanos, despreciando a muchos otros. Por eso no conocía las obras de Somoza pero sí las de la fuente de la que bebe, y de qué manera, La Llave del Abismo: el mundo de H. P. Lovecraft.

La Llave del Abismo no es una historia de Terror al uso ni es una novela negra ni tampoco es pura ciencia ficción, es mucho más que eso y todo a la vez. Entronca de una manera sin igual, original y apabullante, Los Mitos de Cthulhu con el mundo futurista de su protagonista, Daniel Kean, a la vez que convierte el viaje vital de este hombre diseñado en un aventura por etapas que me recordó tan claramente a La Comunidad del Anillo que no dejé de disfrutarlo como si volviera a leer algo nuevo de Tolkien.

Un Tolkien futurista, oscuro, atrevido y muy duro, un Blade Runner lovecraftiano tan bien planteado y enlazado que se lee con auténtica devoción y que siembra en el lector una terrible duda, una agónica posibilidad, que nos hace plantarnos nuestro pasado y por añadidura, el futuro: Y si...

Porque el mundo de Daniel Kean es un planeta devastado por un Cataclismo, una Tierra cambiada, diferente de como sus Ancestros la conocieron, antes de la caida del Color y de que su Dios se instalara en las profundidades para someter y atemorizar a los humanos. Unos humanos que ya no se reproducen por la arcaica concepción materna sino que son diseñados, construídos genéticamente como criaturas perfectas, inmunes al frío, al dolor, a las enfermedades. A todas menos a las del corazón, porque ésa es la manera en la que deben morir los hombres, según su Sagrada Biblia, la Biblia del Amor Artesanía.

Las concepciones religiosas de esta nueva raza de humanos -para ellos, la única- constriñen y dirigen su vida de una manera asfixiante, y muy pocos se atreven a cuestionar la veracidad de esos Catorce capítulos que componen su Credo.

Somoza nos presenta a algunos de ellos, creyentes del Cuarto, del Décimo o del Décimotercero, un funcionario del Gran Tren, un escéptico hombre biológico, un rico empresario, un sin fín de enemigos a cuál más poderoso y una enigmática muchacha que jamás abre los ojos. Todos en busca de una explicación, todos exponiendo sus vidas para encontrar La Llave del Abismo.

La Llave del Abismo también tiene sus taras, como una narración por momentos hiperralentizada, una exhaustiva descripción de entornos y personajes, un lenguaje a menudo demasiado literario, demasiado lovecraftiano, o un ritmo irregular que puede pasar de la decoración de interiores barrocos al folletín de aventuras más propio de Verne o Dumas. Sin embargo, el conjunto no deja de atrapar al lector y sumergirle en una espiral de acción-reacción, misterio-revelación-enigma siguiente que hace que no sea un libro sencillo de aparcar.

La Llave del Abismo es, en esencia, un thriller de ciencia ficción con una sólida base lovecraftiana, no quiero ni imaginarme cómo de difícil y cuánto trabajo debe costar elaborar una novela de la manera en que José Carlos Somoza lo ha conseguido, entroncando una saga de obras ajenas en el núcleo más profundo de su propia trama y sacando de ello oro puro.

Pero por encima de todo La Llave del Abismo es un análisis tan duro que duele acerca de la concepción de las civilizaciones humanas, de cómo el poder de la Fé y la tradición pueden verdaderamente mover montañas, de cómo un conjunto de palabras -cuanto más confusas y de origen más oscuro mejor- se convierten en el eje inamovible de generaciones, de civilizaciones enteras, encadenándolas hasta morir y matar por ellas.


La Llave del Abismo mete el dedo en la llaga de las guerras santas, de los actos de fé, de las barbaries sectarias, de los fantismos y fundamentalismos exacerbados. La Llave del Abismo es una novela apasionante que hay que leer, porque además de hacerte gozar como pocas, durante todas sus páginas te irá sacudiendo una bofetada tras otra para enseñarte a cuestionar y para ayudarnos a todos a comprender de una vez que todo, la maldita Fé incluída, es relativo.

Cierro el post con el párrafo introductorio de La Llave del Abismo, que Somoza recoge de su propio libro Dafne, desvanecida:

"Sabemos que la Biblia pretende ser la palabra de Dios, mientras que 'Las mil y una noches' son una recopilación de cuentos fantásticos. Eso es la solapa: lo que sabemos, o creemos saber, sobre esos libros. Ahora imagina que la Biblia y 'Las mil y una noches' hubieran trastocado sus solapas hace milenios: a estas alturas, las andanzas de Yahvé constituirían un deleite para niños pequeños, mientras que muchos devotos... habrían sido torturados por negar a Sherezade".

Jop, sólo pensarlo... ¿Pero qué son los credos -Biblia, Corán y demás- sino libros antiguos que alguien encontró y convirtió en verdad absoluta?

No me vayan a quemar por esto...

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viernes, 17 de abril de 2009

El cómic 'I, Frankenstein', también al cine


El mundo de las adaptaciones al cine se ha vuelto irremediablemente loco.

La editorial Darkstorm Comics es tan reciente que la mayoría de sus trabajos aparecen todavía como simples proyectos, sin embargo, su guionista y escritor estrella es Kevin Grevioux, que como acaba de ver su nombre en letras grandotas en el cartel de Underworld: la rebelión de los licántropos, ha decidido aprovechar el tirón y embaucar a su director, Patrick Tatopoulos, en la realización para el cine de uno de sus cómics que ni siquiera a salido todavía a la venta, I, Frankenstein.

I, Frankenstein es un cómic hiperviolento que pretende recrear en plan moderno y destroyer los grandes clásicos de Terror. Tanto la historieta como la película recorrerán diferentes partes del mundo junto a su protagonista, el Monstruo de Frankenstein, mientras éste trata de aprender a controlar su ira y a reprimir su mala baba.


I, Frankenstein nos presenta a un Franky que ha evolucionado y que ahora trabaja como investigador privado, dando caza a otros de los Monstruos universales, como Drácula, El jorobado de Notre Dame, el Hombre invisible o el Dr. Jekyll y Mr. Hyde, con los que se irá repartiendo hondonadas de hostias.

Así, por ejemplo, Drácula se ha convertido en un jefazo del crimen y el Hombre Invisible, claro, es un agente secreto.


I, Frankenstein, película, será producida por Robert Sanchez y Chris Patton para Death Ray Films y promete ser un original soplo de cine negro mezclado con la esencia del cine de Terror, como dicen muchos, un cruce entre Mary Shelley y Raymon Chandler.

La idea parece cojonuda, aún así no soy muy optimista respecto a cómo quede esto en pantalla. Todavía me escuece el batiburrillo de monstruos ridículos y ridiculizados de La Liga de los Hombres Extraordinarios y de Van Hellsing.

De momento habrá que esperar por lo menos un año para comprobarlo.

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lunes, 6 de abril de 2009

Letras de Sangre: La Futura Difunta, de Richard Matheson


Richard Matheson es un genio de la literatura de Terror del que ya hablé al comentar su espectacular novela Soy Leyenda. Maestro de maestros como Ramsey Campbell o Stephen King, también se ha dedicado a la elaboración de guiones (La Dimensión Desconocida) y de relatos breves. Como muestra quería dejar uno de estos, el llamado La Futura Difunta, un dos veces bueno -por ultra breve- cuento de humor negro y mucha mala leche. Que nadie se olvide de leer de vez en cuando cualquier cosa de Matheson.


La Futura Difunta, de Richard Matheson.


El hombrecillo abrió la puerta y entró; fuera quedó la deslumbradora luz del sol. Aquel hombrecillo larguirucho, de aspecto simple y ralo cabello gris, rondaría los cincuenta años o poco más. Cerró la puerta sin hacer ruido y se quedó en el lóbrego vestíbulo, en espera de que los ojos se le acostumbraran al cambio de luz. Vestía un traje negro, camisa blanca y corbata negra. Su pálido rostro aparecía sin transpiración a pesar del calor. Cuando sus ojos se hubieron acostumbrado a la penumbra, se quitó el sombrero panamá y avanzó por el pasillo hasta el despacho: sus zapatos negros no hicieron ruido alguno al pisar sobre la alfombra. El empleado de la funeraria levantó la vista de su escritorio para saludarle.


- Buenas tardes.
- Buenas tardes -repuso el hombrecillo, que tenía una voz suave.
- ¿Puedo ayudarle en algo?
- Sí -respondió el hombrecillo.

Con un ademán, el empleado de la funeraria le indicó la butaca que había del otro lado de su escritorio y le dijo:

- Por favor.

El hombrecillo se sentó en el borde de la butaca y dejó el panamá sobre su regazo. Observó que el empleado de la funeraria abría un cajón y sacaba un impreso. Después, retiró una estilográfica negra de su base de ónice, y preguntó:

- ¿Quién es el difunto?
- Mi esposa -dijo el hombrecillo.

El empleado de la funeraria emitió un cloqueo de condolencia.

- Lo siento.
-Ya -replicó el hombrecillo con una mirada inexpresiva.

- ¿Cómo se llamaba?
- Marie Arnoid -respondió el hombrecillo en voz baja.

El de la funeraria escribió el nombre.

- ¿Dirección?

El hombrecillo se la dio.

-¿Está ella allí ahora?
-Si. está allí -respondió el hombrecillo.

El otro asintió.

-Quiero que todo sea perfecto -dijo el hombrecillo-. Quiero lo mejor que haya.
-Claro, claro, por supuesto.
-No me importa lo que cueste -insistió el hombrecillo. Su garganta osciló cuando tragó saliva-. Ahora ya no me importa nada. Salvo esto.
-Lo comprendo -dijo el de la funeraria.
-Quiero lo mejor que tenga -volvió a insistir el hombrecillo-. Ella es preciosa. Debe tener lo mejor.
-Lo comprendo.
-Siempre tenía lo mejor. Yo me encargaba de ello.
-Claro, claro.
-Asistirá mucha gente -comentó el hombrecillo-. Todo el mundo la quería. Es tan hermosa..., tan joven... Tiene que darle lo mejor. ¿Me comprende?
-A la perfección -le aseguró el de la funeraria-. Le garantizo que quedará más que satisfecho.
-Es tan hermosa -repitió el hombrecillo-. Tan joven.
-No lo dudo -asintió el de la funeraria.

El hombrecillo permaneció sentado, sin moverse, mientras el empleado de la funeraria le formulaba unas preguntas. El tono de voz del hombrecillo no varió mientras hablaba. Sus ojos parpadeaban tan de vez en cuando que el empleado no los vio moverse ni una sola vez. El hombrecillo firmó el impreso ya rellenado y se incorporó. El de la funeraria hizo lo propio y rodeó el escritorio.

-Le garantizo que quedará usted satisfecho -dijo al tiempo que le tendía la mano.

El hombrecillo se la estrechó. La palma de su mano estaba seca y fría.

-Dentro de una hora iremos a su casa -le indicó el agente funerario.
-Perfecto -repuso el hombrecillo.

El empleado avanzó por el pasillo, al lado del cliente.

-Para ella quiero que todo sea perfecto -dijo el hombrecillo-.Sólo lo mejor.
-Todo saldrá tal como usted desea.
-Se merece lo mejor -El hombrecillo miró al frente con fijeza-. Es tan hermosa. Todo el mundo la quería. Todo el mundo. Es tan joven, y tan hermosa...
-¿Cuándo ha muerto? -preguntó entonces el de la funeraria.

El hombrecillo no pareció haberle oído. Abrió la puerta, salió a la luz del sol y se puso el panamá. Había recorrido ya la mitad de la distancia que lo separaba de su coche cuando, con una leve sonrisa en los labios, contestó:

-En cuanto llegue a casa.



Fin.

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