lunes, 3 de mayo de 2010

Letras de Sangre: Tres Funerales para Eladio Monroy.


No había leído a Ravelo, conocía su nombre, su cara, su obra, su fama... pero soy tan tocinón que no había leído todavía ninguna de sus novelas. Es una laguna que tengo y me duele reconocerlo, mucha lectura pero de poca variedad. Intento remediar eso, y para acercarme a Alexis Ravelo me apetecía, y mucho, leer Tres Funerales para Eladio Monroy.

Mi amigo Pepe Correa me inyectó el virus de la novela negra engarzada en Las Palmas y el Eladio Monroy de Ravelo no ha hecho más que confirmarme que mi ciudad es un puntazo como escenario para crímenes, misterios y tragedias -como ya sabrá aquel que haya leído Claro de Luna-, y supongo que también para muchos otros tipos de historias.

Pero lo mío es la novela negra y con Tres Funerales para Eladio Monroy he disfrutado como un enano. Este veterano marinero retirado, que se gana la vida trapicheando por aquí, arrancando trabajillos por allá, me ha llevado de la mano, y sin soltarme, por una inteligente y cercana trama de corrupción, de videos prohibidos, de prostitución de lujo y esa violencia oculta pero a flor de piel en una ciudad retratada magníficamente.

Me ha encantado de Alexis Ravelo la manera tan sencilla, cruda, tal vez, directa, con la que nos sumerge en las entrañas de Las Palmas, con la que nos presenta y desarrolla en cuatro pinceladas bien dadas a unos personajes de carne y hueso, tan reales que hueles su sudor en esas páginas. La dureza de Eladio Monroy refleja lo mejor del héroe rocoso y pendenciero, que no deja a un lado ningún desafío, el hombre bravo y echao pa alante de un viejo lobo de mar criado entre callejones y cuartos de calderas.

Sin embargo es un héroe que no duda en mostrar su lado más humano, en ese acierto de relación con Gloria, en ese meditar sobre su hija perdida, o sobre Loreto.


La autenticidad de Eladio y la verosimilitud de los diálogos y situaciones son los que convierten Tres Funerales para Eladio Monroy en una novela negra de obligada lectura, en un goce que aúna lo mejor de Bogart con Ricardo Blanco y Pepe Carvallo y en el que todos podemos encajar.

Tres Funerales para Eladio Monroy se me escapó de las manos en apenas tres tardes, enganchado sin pestañear al suspense, avivado en cada página, y a la emoción de un Harry el Sucio sin placa ni pistola. Una lectura que recomendar y una novela que, como otras antes, me ha obligado a reconocer lo cortito que soy por no haberla descubierto en su momento.

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