domingo, 6 de marzo de 2011

Letras de Sangre: El Cebo, de José Carlos Somoza.


Leo a José Carlos Somoza desde hace muchos años. Le descubrí con La Llave del Abismo mucho después de que su nombre empezara a sonarme y esa novela me sirvió casi diría yo de acicate. Me fascinó. Cuando leí La Dama Número 13, Zig Zag o Dafne Desvanecida no sólo no me decepcionó sino que cada nuevo acercamiento me servía de ejemplo, de inspiración para dar forma a mi atolondrada carrera de escritor.

Mi alegría no pudo ser mayor cuando encontré que mi admirado Somoza es Socio de Honor de NOCTE, la asociación de escritores de terror a la que pertenezco.

Me acerqué a El Cebo, entonces, con la devoción de un fan y las ansias de un hambriento, y la verdad, lo siento, es la primera vez que José Carlos Somoza me ha decepcionado.

Me ha dececpcionado porque en El Cebo no he encontrado la voz que ya se me había convertido en familiar. No he encontrado su fuerza, su magia, sino un relato sin el alma ni la pericia de otras ocasiones. Es mi oponión personal, por supuesto, y en ella la carga de subjetividad es inevitable, pero El Cebo es un libro en el que me ha costado horrores entrar, en el que el sufrido, sí, pero para terminarlo, y he tenido que regalar un esfuerzo al que ya no estoy acostumbrado para no arrinconarlo a la mitad.

La decepción de este nuevo Somoza parte de una trama que al igual que en otras de sus novelas anteriores -casi todas, diría yo- plantea un universo distinto, una realidad ficcionada más avanzada, casi en el terreno de la ciencia ficción, donde lo cierto y lo metafísico, lo sensible, se tocan de la mano. Sin embargo, a diferencia de otras inmersiones en este tipo de fantasía, la falsa realidad de El Cebo no es ni más compleja ni menos imposible que en La Llave del Abismo o Dafne Desvanecida, por poner dos ejemplos, simplemente está menos lograda, es más enrevesada, más distante, y el autor tarda páginas y páginas, hasta el punto de tener que volver una y otra vez sobre ello, para explicarla. No por complicada, sino por inverosímil, parece tener constantemente la necesidad de justificarla.

En El Cebo nuestro subconsciente ha sido investigado hasta la extenuación y la psicología ha sido capaz de encontrar en él patrones de conducta. Patrones que tienen que ver con nuestro deseo, con nuestra búsqueda del placer, y que los expertos son capaces de clasificar y explicar siguiendo las pautas marcadas en la obra de William Shakespeare. Bien, pues a resultas de tanto estudio han conseguido formar agentes especialidados para que los manipulen.

A partir de esta premisa, los diferentes agentes de comportamiento, los Cebos, son capaces de utilizar esos patrones -el famoso psinoma- para capturar delincuentes. O no.

Esta es la trama de El Cebo, tan atractiva en su planteamiento como aburrida en su desarrollo. Porque la historia que nos cuenta Somoza, a través de altibajos de ritmo, de estilo y hasta de pulso narrativo -y que no deja de ser un thriller policiaco teñido de un pedante guiño scifi, pero muy irregular- empieza enrrollándose, continúa frenándose, y termina embolicándose en pistas ciertas, pistas falsas, sorpresas predecibles y giros dramáticos interminables.

Ya estoy esperando la siguiente.

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lunes, 29 de noviembre de 2010

El Guardian entre el Centeno.


Llevaba años pensando echar el guante a El Guardián entre el Centeno, un clasicazo americano, imprescindible en sus colegios, del que había oído de todo, en especial su profunda influencia en escritores posteriores y en varias generaciones de músicos, cineastas y artistas de todo calado, o en colgados de la vida como el tipo que le incrustó un balazo a John Lennon, como es bien conocido.

Con un lenguaje directo, qué digo, directísimo, que convierte su lectura en casi una charla coloquial con Holden, el protagonista, tamizada de guiños, coletillas, un mogollón de detalles que humanizan de manera magistral al personaje, El Guardián entre el Centeno se me ha hecho no sólo ameno sino hasta entretenido y breve, teniendo en cuenta lo lejos que queda su temática y género de lo que estoy acostumbrado a leer o escribir.


Cuánta polémica a resueltas de El Guardián entre el Centeno. Holden es un chaval desencantado, un verdadero cínico y pesimista, un analista superficial pero iracundo de su realidad, de, al menos, la realidad que el conoce. Holden huye de casa buscando una ruptura con un mundo que le asquea y lo que encuentra no sólo es más de lo mismo sino incluso peor de lo que esperaba.

Durante sus pocas pero concisas páginas J. D. Sallinger destripa una época, un mito del sueño americano con una mala baba que no por casualidad fue tacahada de instigadora y hasta de subersiva. El Guardián entre el Centeno estuvo prohibido o censurado durante muchos años.

Crítico y duro como ninguno, no puedo decir que esté de acuerdo con sus planteamientos pero sí me ha fascinado su forma de posicionarse en un punto de vista y meter fuego de un modo visceral.

Me ha encantado su lectura, me ha resultado distinto y original apesar de sus casi sesenta años, recomiendo El Guardián entre el Centeno con la distancia de quien sea capaz de leerlo con espíritu crítico y sin dejarse comer la bola.

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sábado, 11 de septiembre de 2010

Los Ojos de Dios, nueva novela de Miguel Aguerralde.


Volvemos del verano, un mes de agosto imcomprensible, aturullado y desconcertante que se ha extendido de forma inesperada hasta casi la mitad de septiembre. El nivel de desorientación es importante pero al fin puedo sentarme a postear y dedicaros la entrada referente a mi nueva novela, Los Ojos de Dios, que se edita y pone a la venta con la editorial digital 23 Escalones.

Creedme si afirmo que es la primera vez que me siento en mi sofá a escribir desde primeros de agosto. Más o menos por esa fecha salió por fin publicada mi tercera novela, un cuento de aventuras y Terror que supone además mi primera incursión en el mundo de la edición digital , el Ebook.

Los Ojos de Dios es, curiosamente, la primera novela que jamás escribí, allá por el año 2002 empecé a juntar sus primeras letras. Cuenta la historia de tres jóvenes madrileños, testigos y protagonistas inesperados de un caos apocalíptico que reducirá la ciudad a un maremagnum de escombros y ruinas.


Aquí os dejo su sinopsis:

Todo parecía normal en Madrid. Ríos de gente fluían por sus calles chocando unos con otros sin levantar la vista del suelo. La mañana era cálida, como correspondía a aquella época del año. El día, sin embargo, resultaba rutinario y aburrido, desesperadamente aburrido. Y, bueno, también estaba lo del eclipse.
[...]
Todo parecía normal, sin embargo, nada lo era. Pronto el pánico comenzará a apoderarse de la ciudad y las calles se habrán convertido en un auténtico campo de batalla. Un nuevo Mesías ha llegado para ejercer su siniestro poder sobre la Tierra. ¿Se atreverá alguien a hacerle frente?



Con esta novela Miguel Aguerralde, autor de Claro de Luna y Noctámbulo, se sumerge en el terrorífico mundo de las sectas, los fanatismos y la aventura de la supervivencia.



Atrévete a descubrirla en
http://www.23escalones.com/



Los Ojos de Dios
nace con el sello de la editorial digital 23 Escalones, lo que supone un paso más en el avance del libro electrónico en nuestro país, ahora que por costes y difusión tantas ventajas estamos encontrando a este formato. Sólo espero que os animéis a comprarlo y quizá a comentar qué os ha parecido.

PD: No olvido que Pepe Correa fue el profesor y amigo que tuvo la gentileza de leer el primer borrador, de darme sus sugerencias y ponerme en el buen camino. Gracias, siempre.

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jueves, 19 de agosto de 2010

Vacaciones. A leer.


Me voy diez días apenas de viaje, semana y pico que aprovecharé para escribir, desconectar y tal vez escribir algún relato. Saturado por el interminable edificio de artículos, reseñas, notas de prensa, entrevistas, post y revisiones del que cada vez me cuesta más encontrar la salida, termino este agosto de teclas caídas desconectando del todo en Ibiza, adonde no pienso llevarme ni el portátil.

Queda pendiente un buen puñado de críticas que terminar y subir -a partir de septiembre- tanto en Desde el Sótano como en Cinecutre, pero os dejo con la parcela de esta rara pasión que más me llena: los relatos de Terror.

En lugar de recomendaros visitar uno a uno los relatos que podéis encontrar en este blog, me apetece dejaros el enlace a mi pedacito de la web Escalofrío, donde podéis encontrar todos mis relatos publicados y además de votarlos de 0 a 10 también dejar un comentario.


Confío en que en estos días de calor y horas más lentas de lo normal, a alguno de vosotros os pique la curiosidad y les echéis un vistazo. Un abrazo, y hasta septiembre.

Miguel.

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sábado, 31 de julio de 2010

Letras de Sangre: Shutter Island.


A menudo comparar un libro y una película suele ser tan cruel como injusto para alguna de las dos partes. No es habitual que la película salga mejor parada, desde luego, y lo normal es que para conseguirlo tenga que separarse un buen trecho del original literario, como en El Último Escalón, por poner un ejemplo.

Lo que sucede por norma, al contrario, es que al condensar toda la información que ofrece un libro en apenas un par de horas de película ésta termina siendo un reflejo sesgado e incompleto de su referente (El código DaVinci o la saga Millenium), o, más corriente aún, que acabe siendo un desastre que mezcle sin sentido la obra literaria, el guión pasado por seis manos y la visión ególatra del director. Y no voy a nombrar a El Resplandor que ya sé lo que me pasa.

Sin embargo, cuando vi en el cine Shutter Island, la película de Scorsese y DiCaprio, me gustó lo suficiente como para no conformarme con lo que de esta historia la cinta me ofrecía y quise averiguar toda vía más, profundizar en una trama que me pareció apasionante. Y, de paso, desentrañar ese final acelerado que puede resultar confuso o caótico.

Encontré Shutter Island, novela de Dennis Lehane, gracias al tirón de la película, cómo no, y hace poco terminé de leerla con la sorpresa de que Martin Scorsese ya me había mostrado prácticamente palabra por palabra, todo lo que encontré entre sus páginas.


No puedo afirmar que el libro sea mejor ni peor que la película porque mi ánimo no era el de comparar sino el de ampliar información, por lo tanto me queda un regusto amargo porque no he encontrado nada nuevo. Supongo que eso es un punto a favor de Scorsese, que ha sabido crear una adaptación no sólo fiel sino además en algunos puntos superior a esta espléndida novela.

Shutter Island, novela, es un intenso thriller psicológico que nos arrastra por la compleja y torturada mente del agente federal Teddy Daniels en la búsqueda de una peligrosa paciente mental huída de la institución, mitad hospital mitad presidio, que alberga la isla que da título a la obra, junto a las costas escarpadas y peligrosas de Boston.

Se trata de una novela que por momentos me ha parecido apasionante, en la que he encontrado interesantes recursos, especialmente a la hora de mostrar la camadería entre colegas y en el diálogo dinámico y muchas veces con doble sentido de los personajes. Shutter Island es una novela que se lee deprisa, que atrapa por su trama misteriosa e inquietante donde desde el principio seguimos junto al protagonista un camino dubitativo de pistas buenas y pistas falsas, donde hasta el final no sabremos cuánto de real y cuánto de ficción está sucediendo.


Los personajes, en especial el del agente Daniels están muy bien dibujados. El agente Chuck, sin ir más lejos, resulta mucho más interesante y fundamental que el interpretado por Mark Ruffallo en el cine y desde luego el doctor Cawley, aunque bordado por Ben Kingsley, presenta todavía más matices.

El Shutter Island de Dennis Lehane es una novela negra en el sentido más clásico, un émulo de las aventuras ideadas por Hammett o Chandler pero absorvido por un velo de goticismo, de Terror, que deriva del magnífico enclave en el que se sitúa. La istitución mental y toda la isla que la rodea es de por sí el entorno perfecto para una novela donde el misterio comienza en la primera página y termina más allá del punto y final.

Es sin embargo, o así la encontré yo, tal vez demasiado ligera, tal vez un poco folletín. Tiene acción, emoción y suspense pero todo un tanto por encima, como demasiado superficial. Shutter Island es, no obstante, una gran lectura entretenida e interesante tanto si has visto la película como si no, muy recomendable para los aficionados al género negro.

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lunes, 26 de julio de 2010

Letras de Sangre: Aquella Biblioteca.


Aquí dejo un pequeño artículo que he publicado en http://yaizanews.com/ con motivo de la presentación de la nueva biblioteca que esperamos hacer crecer en Playa Blanca (Lanzarote).



Aquella Biblioteca.


El mapa de todos los tesoros, la llave de todos los secretos, está en una biblioteca.

El primer recuerdo que tengo de una biblioteca no es probablemente de la primera biblioteca en la que estuve. La que recuerdo no es una biblioteca de colegio, ni una estantería en el salón de mis padres, no, la biblioteca que recuerdo era una cueva mágica, más mágica que la de Alí Babá y sus cuarenta ladrones.

Y digo una cueva porque era un sótano, y digo mágica porque contenía tantos tesoros, todos los tesoros del universo, todos los cuentos, misterios e historias que alguna vez alguien había contado. Cómo podía ser que yo no la hubiera encontrado antes.

Siempre había habido libros en mi casa, pero eran “libros de padres”, eran lomos de color y olor a viejo que completaban los muebles, casi ocultos detrás de los portarretratos, estorbando para limpiar el polvo. En el cole nos hacían leer pero, uf, a mi no me apetecía leer porque alguien me lo impusiera, leer así era aburrido. A mi me gustaban los tebeos, mortadelos y zipizapes que mi madre me compraba cuando me portaba bien al visitar al médico. Tendría unos ocho o nueve años.

Nos cambiamos de ciudad y en la nueva encontré, entre paseos en bicicleta en busca de un helado en aquel verano que recuerdo tan caluroso, un edificio gris, feo y rocoso como un bloque gigante de granito, en mitad del parque donde jugaba a esquivar árboles o a dejarme las rodillas contra ellos, según la pericia al manillar que tuviera cada día. Se llamaba Casa de Cultura. Y no sé por qué me dio por entrar.

Había un salón de actos, un teatro enorme, el más grande que jamás había visto, teniendo en cuenta que no había visto ninguno antes, creo yo, pero estaba vacío. Un letrero de color, no sé, puede que amarillo, indicaba que abajo, más allá de la escalera que se perdía tras un rellano en ele, estaba la Biblioteca. ¿Una biblioteca en un sótano? Bajé. Y empujé sus puertas dobles. Y una señora de gafas apenas levantó la vista para mirarme y señalar un cartel pegado a la columna: “En la Biblioteca guarde silencio”.

¡Uau, un lugar dónde no se podía hablar! Sólo leer, hojear, buscar, investigar, elegir entre miles de libros, ¿miles? ¡Millones! ¡No cabía ni uno más! Había tintines y Astérix a montones, había libros más finos y con dibujos, otros más serios pero cuyos títulos me recordaban con fuerza a películas y series de la tele. Tarzanes, islas con tesoro, mosqueteros, viajeros a la luna y hasta al centro de la tierra. Había un rincón de detectives, con sombrero raro y pipa, y también encontré aventuras en países de los que ni conocía el nombre, descubrí monstruos marinos y submarinos, terrestres y voladores.

Había mucho, tanto, que supe enseguida que se necesitaría mucho tiempo para leer todo aquello, y me pregunté si alguna vez alguien lo habría hecho. Supuse que no, claro, que era imposible, pero sin embargo había gente intentándolo. Había muchas mesas como las de mi cole y la mayoría ocupadas. Había hasta niños de mi edad, aunque aún no los conocía porque no había empezado el colegio.

Aquel lugar era increíble, y era todo para mí, para mí cualquier día de la semana, a cualquier hora, gratis y por todo el tiempo que quisiera mientras lo devolviera después en buen estado. ¡Y sólo tenía que sacarme un carné!

Al día siguiente regresé con las fotos y mis datos apuntados en un pedazo de papel que le entregué a la señora de gafas. Recuerdo mis nervios, porque fui solo. Lo primero que firmé en mi vida, fue el carné de la biblioteca.

Casi ha pasado un cuarto de siglo, y no concibo un lugar sin biblioteca. Sin ese espacio para sentarse a escribir, a leer, a hacer los deberes, a compartir los apuntes. Sin ese rincón donde encontrar enciclopedias, diccionarios de todos los idiomas, mapas de todas partes. Sin el testimonio de la historia, de las biografías de personas de las que aprender. No concibo un lugar sin libros al alcance de todos.

Tal vez por haber pasado tanto tiempo entrando y saliendo de una u otra biblioteca, hojeando, tomando y devolviendo libros de cinco en cinco, daba por sentado que era algo a lo que todos, niños y niñas, mayores y pequeños, estudiantes o jubilados, teníamos derecho.

Un pueblo nace y crece por su cultura, y tenemos la suerte de poder guardar la cultura en los libros. Pongamos la cultura en las manos de la gente de Playa Blanca.


Miguel Aguerralde, maestro y escritor.


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lunes, 12 de julio de 2010

Letras de Sangre: Zombi: Guía de Supervivencia, de Max Brooks.


Bien, para empezar esto no es un libro. No lo compréis pensando que váis a leer una novela porque no es así. Zombi: Guía de Supervivencia Zombie es una grandísima sarta de gilipolleces, ordenadas y explicadas a modo de guía o manual de qué hacer en un caso real, con el mismo interés que el libro de instrucciones de un mueble de Ikea.

La cantidad tan apabullante de palabrería, de hipótesis, de chorradas que tenemos que aguantar en Zombi: Guía de Supervivencia es descorazonadora. Es un ¿todavía hay más? ¿De verdad hay tantas posibles armas? ¿De verdad hay tantos sitios donde esconderse? ¿De verdad me quieres enseñar a preparar mi casa y equipar la despensa por si nos atacan los zombies? ¿Paso a paso?



Lo compré en la pasada Feria del Libro sabiendo que era una chorrada pero al menos esperaba leer una chorrada divertida, o si no, que asustara, joder, que entretuviera! Pero nada, páginas y más páginas de estupideces reiterativas y aburridas que me hacen plantearme dónde queda el progreso de la humanidad si este libro se ha vendido como rosquillas y Max Brooks ha recorrido su país dando conferencias multitudinarias ¡para explicar esto!

En fin, no lo leáis, vamos, no lo compréis. Yo en la página 110 ya he empezado a darle para adelante, y al ver que seguía igual... bueno, ahí se queda. Hay quien no deja un libro hasta que lo termina, por malo que sea. ¡Yo no puedo! ¡Con todo lo que tengo por leer y por hacer no le voy a dedicar un segundo a esta pérdida de tiempo!

Eso sí, de Zombi: Guía de Supervivencia me ha calado lo de que en caso de un ataque lo primero que hay que hacer es llenar la bañera para no pasar sed si cortaran el agua. Interesante.

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