Maestros del Terror: Stephen King
La literatura de terror es un arte difícil.
Difícil de crear, porque la historia debe ser sólida y mantener la tensión, la calidad, la coherencia y además resultar espeluznante. Pero además difícil de leer, ya que el público general, ante este tipo de novelas, suele adoptar dos posibles posturas: leer con avidez buscando una emoción que difícilmente va a encontrar, es decir, olvidando que un libro no es una película y por lo tanto no contiene efectos de sonido y el maquillaje y las visiones aterradoras debes imaginarlas tú. O sea, la literatura de terror asusta de manera diferente al cine de terror, no es lo mismo y no cabe esperar el mismo resultado.
La otra postura ante una novela de terror es temer lo que se pueda uno encontrar entre sus páginas y directamente salir corriendo. Ambas posturas son legítimas y las he probado de cerca. El famoso “Bah, un libro no asusta” o el irritante “No, no, no. No lo leo para no asustarme”.
Pero lo que es cierto es que existe un tercer grupo, por suerte para escritores desequilibrados como yo, más numeroso al parecer que los dos anteriores juntos, y es el grupo que adora las novelas de terror. Y esta masa de sedientos de letras de sangre tiene un rey, un “king”. Stephen King.
La literatura de terror goza de una salud increíble, abarrota las librerías y es solicitada una y otra vez para realizar adaptaciones al cine. Y uno de los pilares que la sujeta es este genio de Maine. Stephen King es un escritor vocacional, obsesivo y prolífico –más antes que ahora, ya que a raíz de su accidente los dolores le impiden pasar demasiadas horas sentado al ordenador-, que lleva escribiendo desde la adolescencia con una frecuencia enfermiza que resultaría insostenible sin ayuda de… bueno, todos sabemos.
Publicó su primera novela con veintiséis años, ahí es nada, pero claro, quién escribe Carrie con esa edad. Stephen King siempre se ha preciado de escribir sobre lo que conoce, de ambientar sus paisajes y dibujar sus personajes hasta el milímetro pero siempre de acuerdo a una base sobre la que sentirse cómodo. Era profesor de instituto, de modo que escribió Carrie. Después se aventuró con una historia de vampiros de pueblo, un pueblo como el suyo, El misterio de Salem’s Lot, y rozó el cielo con El Resplandor, el escritor obsesionado naufragado en la bebida. Después nos regaló La Zona Muerta, Ojos de Fuego, Cujo, It, Misery, La Mitad Oscura, Desesperación, Un saco de huesos, La Torre Oscura y un largísimo etcétera hasta los más recientes Cell y La historia de Lisey. Más de una treintena, contando las que firmó como Richard Bachman y sus colecciones de relatos.
Su estilo resulta vibrante y capturador, no acostumbra a dedicar demasiado espacio a las grandes descripciones pero sí a pintar lugares y personajes con el gusto por el detalle. Sus protagonistas suelen ser tipos peleados con la economía familiar, con la lacra del alcohol -que le persiguió durante una década-, y a menudo profesores o escritores, campo en el que mejor se mueve. Utiliza un lenguaje claro, directo y a veces rudo, una manera de hablar que sin ser necesariamente coloquial ni vulgar es la clave de la accesibilidad de sus novelas para el gran público. Esto, unido siempre a su capacidad para idear y construir tramas y argumentos fascinantes, no imprescindiblemente terroríficos, pero siempre sobrecogedores.
A lo largo de las últimas tres décadas Stephen King ha sabido recoger el testigo de un Lovecraft o un Poe y mantener el género de terror en lo más alto por encima de otros escritores renombrados como Koontz o Straub, siempre a su sombra. Tal vez, como él mismo dice, sea Clive Barker quien deba heredar su legado, aunque éste resulta mucho más crudo, explícito y casi brutal que el propio King, y por lo tanto menos popular.
Gran parte de su éxito se debe también a que muchos directores y productores le han convertido en fuente de inspiración en Hollywood. Muchas de sus novelas han sido llevadas al cine, con mejor o peor suerte, lo que ha contribuido a que su nombre y sus libros recorrieran librerías de medio mundo, o de mundo entero.
Así, Stephen King puede ser uno de los escritores más leídos del planeta, al menos de los que siguen vivos. No lo sé, no tengo el dato. Tal vez sus obras no sean el no va más de la calidad literaria, como alegan sus no pocos detractores, pero desde luego llena por igual las estanterías y salas de cine. Hace que la gente lea, y cuando tantos lo hacemos no debe ser tan malo. Las novelas de Stephen King son unas herramientas excelentes para aprender a leer. Y además te divierte, qué coño.
Oye, es mi opinión. Y aunque no me duele decir que algunas de sus novelas no me dejan pasar de la página diez –hasta los más grandes tienen altibajos- y que en otras que parecen ir bien la caga al final con sus paranoias marcianescas y fuera de lugar (El Cazador de Sueños, por Dios…) leer una y mil veces El Resplandor, Un saco de huesos o Desesperación, consigue que cada mañana vuelva a coger mi lápiz o me siente delante de esta pantalla.
Gran parte de su éxito se debe también a que muchos directores y productores le han convertido en fuente de inspiración en Hollywood. Muchas de sus novelas han sido llevadas al cine, con mejor o peor suerte, lo que ha contribuido a que su nombre y sus libros recorrieran librerías de medio mundo, o de mundo entero.
Así, Stephen King puede ser uno de los escritores más leídos del planeta, al menos de los que siguen vivos. No lo sé, no tengo el dato. Tal vez sus obras no sean el no va más de la calidad literaria, como alegan sus no pocos detractores, pero desde luego llena por igual las estanterías y salas de cine. Hace que la gente lea, y cuando tantos lo hacemos no debe ser tan malo. Las novelas de Stephen King son unas herramientas excelentes para aprender a leer. Y además te divierte, qué coño.
Oye, es mi opinión. Y aunque no me duele decir que algunas de sus novelas no me dejan pasar de la página diez –hasta los más grandes tienen altibajos- y que en otras que parecen ir bien la caga al final con sus paranoias marcianescas y fuera de lugar (El Cazador de Sueños, por Dios…) leer una y mil veces El Resplandor, Un saco de huesos o Desesperación, consigue que cada mañana vuelva a coger mi lápiz o me siente delante de esta pantalla.
Tengo muy claro que yo no escribiría sin Stephen King.
Su lema: "Lee cuatro horas al día y escribe cuatro horas al día. Si no encuentras el tiempo para hacerlo no podrás convertirte en un buen escritor."
Una última recomendación: todo aquel que tenga interés, intención o ilusión por convertirse en novelista, debería leer Mientras Escribo. Le será de utilidad, aunque no le salve la vida. En mi caso hizo las dos cosas.
2 comentarios:
nos dejaron investigar sobre el en la escuela pero tambien nos piden cuentos cortos sobre el o simplremente cuentos la proxima estaria bien que pongan uno ya he entrado a varias paginas y no lo encuentro solo es una peticion me facino como ralataron sobre este gran personaje
a m especialmente me encanta todo lo que sea de terror, ya sean libros películas todo, hasta llegue a tener libros de de terror en el celular para cuando estoy sin hacer nada, el mes que mas me gusta del año es Octubre y no por el Haloween ni nada de eso sino es por que hay peliculas de terror en la mayoria de canales de peliculas hay veces que veo dos peliculas al mismo tiempo.. me encanta el terror lo curioso es que a la hora de dormir no siento nada ni intento de pesadillas tengo.. esta muy bueno todo este tema..
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