El Guardian entre el Centeno.


Los más estremecedores Relatos de Terror y Miedo.
Todo parecía normal en Madrid. Ríos de gente fluían por sus calles chocando unos con otros sin levantar la vista del suelo. La mañana era cálida, como correspondía a aquella época del año. El día, sin embargo, resultaba rutinario y aburrido, desesperadamente aburrido. Y, bueno, también estaba lo del eclipse.
[...]
Todo parecía normal, sin embargo, nada lo era. Pronto el pánico comenzará a apoderarse de la ciudad y las calles se habrán convertido en un auténtico campo de batalla. Un nuevo Mesías ha llegado para ejercer su siniestro poder sobre la Tierra. ¿Se atreverá alguien a hacerle frente?
Con esta novela Miguel Aguerralde, autor de Claro de Luna y Noctámbulo, se sumerge en el terrorífico mundo de las sectas, los fanatismos y la aventura de la supervivencia.
Atrévete a descubrirla en
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¿Quién detiene a un asesino al que no se puede detener?
¿Quién mata a un enemigo que ya está muerto?
¿Cómo dar caza a un cazador?
¿Quién es Sable?
Noctámbulo.
Miguel Aguerralde ofrece, en Noctámbulo, una versión personal y actual del mito del vampiro, un personaje que el autor siente «a flor de piel» y con el que se identifica plenamente, por su «sentimiento de disconformidad» con lo que le rodea. Pero a este propósito del autor de reinventar un mito, se une otro: el de construir una novela negra, «un policiaco en toda regla, con detectives, con malvados, con misterio e intriga. Quería víctimas y quería asesinos, y qué mejor asesino que un vampiro. Y qué cuento de vampiros no es a su vez una tragedia romántica terrible…», explica con gran entusiasmo. Así, su novela da respuesta a preguntas como las siguientes: «¿Quién detiene a un asesino al que no se puede detener? ¿Quién mata a un enemigo que ya está muerto? ¿Cómo dar caza a un cazador?».
Hace muchos años que Paula Montero y su hermano Javier no tienen noticias de Diego, su viejo amigo de la infancia. Eso resulta particularmente doloroso para Paula, que siente por él una atracción especial.
Hoy Paula es forense criminalista en Las Palmas y está enfrascada en uno de los casos más complicados de su reputada carrera: las víctimas aparecen brutalmente asesinadas en las condiciones más insólitas y sin una gota de sangre en sus cuerpos.
Ahora Diego aparece de nuevo en su vida. Pero ahora Diego es un asesino a sueldo. Y ahora Diego está muerto.
Esta es la historia de Sable, el Noctámbulo.
Sin duda, Miguel Aguerralde ha logrado traspasar, a las páginas de su nueva novela, el cariño que siente por sus personajes, para dar vida a una historia amena, que sienta sus bases en «la libertad de cada uno para girar tantas veces como aguante la tuerca de un mito universal». El suyo, su mito, su vampiro «trabaja como asesino a sueldo porque, igual que cualquier habitante de este mundo, necesita dinero. Trabaja para una agencia que no conoce, utiliza la red para conocer sus objetivos y cobra un sueldo de muchas cifras que le permite mantener un buen alquiler, vestirse, desplazarse, adquirir la tecnología a su alcance, tener aficiones, viajar, disfrutar la eternidad a la que le han condenado. Además, su propio trabajo le recompensa por alimentarse, qué más puede desear un vampiro», afirma.
En cuanto a los escritores que han influenciado la escritura de Noctámbulo, Miguel Aguerralde evoca Lestat, el vampiro, de Anne Rice (segunda parte de Entrevista con el vampiro): «No me gustó nada, lo reconozco; pero me abrió los ojos a unos personajes que sólo había visto en películas, de los que sólo había oído en las típicas historias para niños. Me sirvió para interesarme por el vampiro en la literatura». Tiempo después, leyó Drácula, y «disfruté con la revisión moderna que del mito hace Stephen King en El Misterio de Salem's Lot, una de mis novelas de cabecera, junto con Soy Leyenda, de Richard Matheson».
Trayectoria
Miguel Aguerralde Movellán nació en Madrid a finales de los setenta, pero siendo aún muy pequeño su familia se estableció en Las Palmas de Gran Canaria. Ha compaginado una infinidad de ocupaciones con su vocación de escritor. En la actualidad se dedica a la docencia, colabora como redactor para la web www.cinecutre.com y dirige el blog de cine y literatura de terror www.desdeelsotano.es. Hasta el momento han visto la luz dos de sus novelas: Claro de Luna y Noctámbulo, ambas en Ediciones Idea.
Dani era todavía muy pequeño, pero lo bastante mayor para saber lo que había visto. Aquel tampoco había sido su primer funeral, antes de enterrar a mamá habían tenido que despedir a papá tres años atrás, así que ya sabía lo que era normal en un entierro y lo que no. Y lo que acababa de ver, sencillamente, no lo era.
Estaban de pie junto a la entrada del cementerio, tenía de la mano a su hermanita, Claudia, mientras esperaban que tío Andrés terminase de despedir a los invitados. Desde allí había visto a una extraña mujer acercarse, primero, y arrodillarse, después, junto a la tumba de su madre. Era una vieja encorvada, llevaba un pañuelo azul entorno a la cabeza y en la mano un objeto de cristal que titilaba bajo la luz mortecina del atardecer. Se inclinó sobre la tierra todavía fresca y empezó a mover el objeto por encima de ella como si dejara caer gotitas de perfume. De repente pareció sentir la mirada del niño desde la entrada y se giró hacia él, le miró con su único ojo, no es que tuviera un parche o una prótesis de cristal, no, es que su cuenca izquierda estaba completamente vacía. A Dani, por algún motivo, aquella mujer le resultaba tremendamente familiar, como si la hubiese visto antes. Cuando el niño empezó a temblar la vieja le sonrió con los tres dientes amarillos que le quedaban y acto seguido se alejó de la tumba escabulléndose entre los árboles y las lápidas.
Dani era todavía muy pequeño, pero estaba seguro de lo que había visto. Mientras tío Andrés seguía hablando con unos adultos, tiró de la mano de su hermana y empezaron a subir la colina hacia donde yacía su madre. La huella de la mano de la anciana todavía se distinguía sobre el montículo de tierra que se había formado al cubrir la tumba. También se notaban ciertas motitas húmedas, gotas del líquido que la vieja había derramado y que empezaban a filtrarse rápidamente. Dani no entendía qué significaba aquel ritual y Claudia sólo miraba aquella humedad secarse sin saber por qué su hermano la había llevado hasta allí. Pero entonces la tierra empezó a temblar, a moverse. Algo se estremecía dentro de la tumba. Los niños se acercaron un poco más, las piedritas de lo alto del montículo parecían danzar como si bajo ellas zumbara un enjambre de abejas. Dani acercó los dedos para tocarlas cuando súbitamente una mano azulada y fría surgió de la tierra y se aferró a su muñeca. Aquellos dedos muertos se le clavaban en la carne como unas tenazas de acero. La tierra sobre la tumba comenzó a abrirse. Lentamente, muy despacio, de aquella profundidad brotaron docenas de gusanos y lombrices, jirones de pelo, astillas de madera quebrada, pedazos de un vestido azul desgarrado por el empuje de unos músculos inertes, una peste a carne rancia que arrugó la nariz de los niños, petrificados por el horror. La segunda mano agarró el pelo de Claudia, la cabeza deforme surgió de la tumba como una exhalación e incrustó sus mandíbulas en el cráneo de la niña.
Entre los gritos histéricos de su hermana, el niño escuchó otra voz a su espalda, era la voz de la vieja.
-Alégrate, Dani. Mamá ha vuelto.
Hace exactamente un año estábamos de enhorabuena por la publicación de 'Claro de Luna', la primera novela de Miguel Aguerralde. Un sueño cumplido y una ilusión terrible que no sabíamos hasta dónde podía llegar.
Hace muchos años que Paula Montero y su hermano Javier no tienen noticias de Diego, su viejo amigo de la infancia. Eso resulta particularmente doloroso para Paula, que siente por él una atracción especial.Hoy Paula es forense criminalista en Las Palmas y está enfrascada en uno de los casos más complicados de su reputada carrera: las víctimas aparecen brutalmente asesinadas en las condiciones más insólitas y sin una gota de sangre en sus cuerpos.Ahora Diego aparece de nuevo en su vida. Pero ahora Diego es un asesino a sueldo. Y ahora Diego está muerto.Esta es la historia de Sable, el Noctámbulo.
¿Quién detiene a un asesino al que no se puede detener?¿Quién mata a un enemigo que ya está muerto?¿Cómo dar caza a un cazador?¿Quién es Sable?Noctámbulo.
Hace muchos años que Paula Montero y su hermano Javier no tienen noticias de Diego, su viejo amigo de la infancia. Eso resulta particularmente doloroso para Paula, que siente por él una atracción especial.
Hoy Paula es forense criminalista en Las Palmas y está enfrascada en uno de los casos más complicados de su reputada carrera: las víctimas aparecen brutalmente asesinadas en las condiciones más insólitas y sin una gota de sangre en sus cuerpos.Ahora Diego aparece de nuevo en su vida. Pero ahora Diego es un asesino a sueldo. Y ahora Diego está muerto.
Esta es la historia de Sable, el Noctámbulo.
Buenas noches a todos. Bienvenidos a vuestro “Claro deLuna”, donde cada palabra tiene respuesta.
Así comenzaba cada noche Luna Ortega su programa de radio.
La vida no ha resultado fácil para Luna, monotonía y frustración entre medias de un fracaso amoroso tras otro. Sabe que ha llegado la hora de un cambio.
Presenta un programa radiofónico nocturno, cada madrugada presta oídos a las voces anónimas que buscan en ella consuelo y compañía.
Hasta que una de esas llamadas resulta ser diferente a todas las demás, a medio camino entre un crimen horrible y una broma macabra.
Luna no sabe qué pensar, pero desde ese momento se sentirá acosada, vigilada, perseguida, con su vida sumida en una espiral de miedo y confusión en la que sólo tendrá la ayuda de un joven del que sabe tan poco como de ella misma.Ahora Luna debe luchar por sobrevivir, ése no era el cambio que su vida necesitaba.
Ahora sólo queda esperar que la imprenta sea veloz y tengamos Noctámbulo en nuestras manos cuanto antes.
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